miércoles, 28 de mayo de 2008

¿Nos alcanzó el destino o ya nos rebasó? 090508

¿Nos alcanzó el destino o ya nos rebasó? 09/may/2008

Juan Carlos S. Velásquez Mejía

Resulta que me di la oportunidad de recorrer parte del Circuito Exterior Mexiquense, en su tramo que inicia en Ecatepec y llega hasta Texcoco.

Un trayecto muy tranquilo y sobre todo fluido, que me permitió ver los espacios verdes y áridos, urbanos, suburbanos, agrícolas, ordenados, anárquicos, que también existen en esa región nororiente del contrastante Estado de México.

Pasando por territorios municipales de Tezoyuca, Atenco, Chiautla, Papalotla y Chiconcuac, llegué hasta la tierra del Rey Nezahualcóyotl, Texcoco y de ahí a Chicoloapan, La Paz, Nezahualcóyotl y Chimalhuacán. Me regresé a Toluca por una ruta muy complicada pero que es también interesante de observar: Nezahualcóyotl, Ecatepec, Jaltenco, Tultitlán, Tultepec, Melchor Ocampo, Cuautitlán, Tlalnepantla y desde de ahí, en Perinorte, por Lechería al entronque de La Venta con la México-Toluca.

La constante es fácil: CONTRASTES.

El trago más amargo fue estar en Chimalhuacán, en la colindancia con Nezahualcóyotl, donde esta el tristemente famoso “Bordo de Xochiaca”.

Me hizo recordar una escena de la película “Cuando el Destino Nos Alcance. Un Día Después”.

Al entrar a Chimalhuacán, perdí la brújula y eso me orillo a bajarme de mi auto y preguntar a un parroquiano ¿Disculpe, por dónde debo seguir para llegar al entronque con el Circuito Exterior Mexiquense?

La orientación fue clara. El señor de no mas de 30 años que me informó estaba afuera de su negocio de “talachas”, esperando clientes, entre un mundo de basura y lodo, pero además entre un mundo que parece que no lo ve. Una soledad marcada por la desesperanza, el abandono. Una actitud pasiva de esperar que termine el día y haber qué será mañana.

He conocido tiraderos a cielo abierto en varios lugares y por supuesto que no existe en ese entorno la palabra limpieza. El aire, el suelo, todo lleno de mugre, oliendo a todo lo descompuesto.

Al avanzar al lado del “Bordo de Xochiaca”, me percataba de las montañas de basura que a diario nos encargamos de generar y que resolvemos con entregarla a los camiones recolectores para que ahí termine. Ojos que no ven, corazón que no siente, dicen por ahí. Deberían de llevarnos a conocer esos terrenos que alguna vez estuvieron limpios y que ahora los hemos sentenciado a que nunca más se puedan recuperar.

Vi como una máquina pesada de las que ahí se tienen para esa clase de “trabajos sucios”, era operada por una sola persona y en sus maniobras con las miles de toneladas de inmundicia parecía desaparecer en la inmensidad del tiradero.

Los aromas fétidos contrastaron de repente con la presencia de un vendedor ambulante que ofrecía botellitas de a litro con agua pura, precisamente en un crucero y teniendo a su alcance sensorial un panorama de su diario amanecer: MIERDA

Pero esa mierda que ofende y lastima por el solo hecho que no hemos sido capaces de saberla manejar y solo la generamos y con las manos en la cintura nos deshacemos de ella al entregarla al recolector o dejarla en los centros de acopio. Si no es que ni eso hagamos y la botemos por ahí en lotes baldíos, terrenos alejados de los centros poblacionales, barrancas, ríos, bosques, etc.

Ante este crudo escenario propongo que los papás y/o en las escuelas se organicen visitas guiadas a estos socavones para iniciar una sensibilización de las nuevas generaciones la importancia de la separación y el manejo de los residuos que a cada momento de nuestra existencia creamos y pocas veces o casi nunca nos imaginamos su destino final y por lo mismo ni conciencia tenemos de lo que hacemos en realidad.

Hay que considerar que sobre todo en esta época de lluvias en los centros urbanos o suburbanos, es muy recurrente que se obstruyan las tuberías de los drenajes pluviales y deriven en encharcamientos y hasta en inundaciones. Basta con darse una pequeña asomadita a las coladeras de nuestra cuadra o a las llamadas bocas de tormenta en las esquinas y percatarnos de la gran cantidad de basura acumulada.

No se vale que nos valga un comino y solamente dejemos a las autoridades municipales o los organismos operadores de agua y alcantarillado que lo resuelvan. Tenemos que ser corresponsables, sensatos y asumir nuestra parte.

Seguimos tirando papeles, desperdicios de alimentos, bolsas de plástico de todos tamaños y otros residuos semisólidos como grasas o aceites a las cañerías desde nuestra casa o en la vía pública.

No perdamos de vista que si no ponemos de nuestra parte, cualquier acción que haga la autoridad será insuficiente y las consecuencias las pagaremos todos sin excepción.

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