lunes, 3 de diciembre de 2007

Insitió mi conciencia: Esto es partidocracia. ¡Cuál democracia! 03/12/ 07

Insistió mi conciencia:
Esto es partidocracia. ¡Cuál democracia!
03/12/2007
Juan Carlos S. Velásquez Mejía

“Con dinero baila el perro”. Dicho popular.

Empecé a formar mi expediente con los documentos para participar en el proceso de integración del Consejo General del Instituto Federal Electoral de acuerdo a la convocatoria emitida por la Cámara de Diputados el pasado 20 de noviembre del año en curso.

Todo iba bien: soy ciudadano mexicano por nacimiento; estoy inscrito en el Registro Federal de Electores, tengo mi credencial vigente para votar; rebaso ya los treinta de edad; soy licenciado en administración de empresas titulado; tengo conocimientos en materia político-electoral; buena reputación (sin ser vituperio), sin condena por algún delito; resido en el país desde hace mas de 2 años; no he sido, ni creo que me elijan como Presidente del Comité Ejecutivo Nacional o equivalente de algún partido político; tampoco me he registrado como candidato a cargo alguno de elección popular; menos he desempeñado cargo de dirección nacional o estatal en partido político alguno; no soy, ni he sido hasta ahora, secretario de estado; ni Procurador General de la República, o del DF.; Subsecretario u Oficial Mayor en la administración pública federal: Jefe del Gobierno del DF., ni Gobernador, ni Secretario de Gobierno.

Elaboré mi currículo; preparé mi acta certificada de nacimiento; una copia de la credencial para votar; redacté mi ensayo de 7 cuartillas sobre la reforma constitucional; y como mi propuesta para ser Consejero era de manera personal, o sea que no me apoya ninguna agrupación ciudadana, pues ya solo me faltó acudir a la oficina de la Presidencia del a Mesa Directiva en la Cámara de Diputado del H. Congreso de la Unión, para dejar todo mi expediente y esperar los demás pasos del proceso previsto y de repente un latido de mi corazón -mi conciencia tal vez- me aconsejó: “De que puedes puedes, pero date cuenta de que los mas de 450 hasta el momento en que escribías este artículo, solo 3 saldrán elegidos y aunque la convocatoria no te limita, lo cierto es que todo parece estar ya decidido y este proceso es solo una más de las pistas del circo en que se ha convertido la dizque DEMOCRACIA mexicana, pues no dudes que se vuelvan a imponer los intereses de los dueños de los partidos políticos llamados ‘grandes’ (PAN, PRI y PRD), para seguir afianzando la real PARTIDOCRACIA mexicana y se confirme una vez más lo que haz dicho desde hace tiempo: ‘el poder económico mueve al poder político’. Pobre pueblo mexicano que piensa que tiene un régimen de participación ciudadana y que el poder reside en el pueblo, sí como no.”

“Como decía uno de tus amigos, siguió diciéndome mi conciencia: ¡que pena me da tu caso!, refiriéndose al panorama desolador que tenemos los millones de mexicanos que estamos ‘secuestrados’ por instituciones legales en el papel y violatorias en los hechos.”

Fue entonces que decidí ya no hacer el viaje al DF para dejar mis documentos y participar. Pero quiero felicitar a quienes si tuvieron los tamaños y lo hicieron con la esperanza de mejorar las cosas en el ámbito electoral y a quienes queden en los puestos concursados, espero que me equivoque y no sean instrumentos manejables de los partidotes.
También una disculpa por mi decisión de quedarme con las ganas de que desde el Instituto Federal Electoral, una actitud ciudadana como la mía pueda revertir el deterioro de las instituciones. Pero lo seguiré haciendo desde éste y otros frentes de mi entorno. Aquí lo seguirán viendo, lo prometo.

Ahora vendrán las modificaciones al Código Federal de Instituciones y Procesos Electorales (COFIPE) y por supuesto, por lo que he conocido, también estará hecho con base en criterios bizarros de los detentadores del poder económico representado por los legisladores, jueces, magistrados y demás personajes a modo que por ahora tienen la sartén por el mango de este país. Y si no, al tiempo.

Cuidado señores poderosos, cuidado señores políticos, no subestimen al pueblo, ni jueguen con él, puesto que tiene sus límites y ya lo están colmando. No revuelvan más las aguas del río.

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