¿Basura? ¡qué onda!
(29/01/07)
Juan Carlos Velásquez Mejía
Allá por 1979 se creó una empresa paramunicipal en Toluca que se llamaba “DENIMSA” o algo así, pero el asunto es que ésta se dedicaba a la recolección y confinamiento de los desechos sólidos doméstico que se generaban en esta demarcación y para ello contrataba en arrendamiento algunos terrenos de particulares del propio territorio municipal para convertirlos en rellenos sanitarios. Uno de esos terrenos fue el que pertenecía mi señor padre en San Felipe Tlalmimilolpan, con una extensión aproximada de 14 mil metros cuadrados y que se encuentra precisamente en los límites territoriales entre Toluca y Metepec. Después de un poco más de 10 años de arrendamiento el relleno sanitario se concluyó y como pasaron varias administraciones municipales, la empresa en mención se fue adecuando al estilo de cada una de ellas y finalmente terminó liquidándose por el Fondo de Fomento de Toluca.
Lamentablemente quienes se hacían cargo de verificar que se cumplieran con las cláusulas de los contratos de arrendamiento, al menos el que a mi me tocó conocer y defender como apoderado, después de que en 1984 falleciera mi padre, tuvieron que ser exigidos y exhibidos para que acataran los compromisos pactados de origen. Recuerdo que tuve que solicitar al entonces gobernador Lic. Ignacio Pichardo Pagaza, su intervención debido al estado en que se pretendía entregar el terreno rentado por más de 10 años y el descuido en el manejo del relleno que empezaba a recibir desechos tóxicos del corredor industrial sin ningún control del impacto ecológico como la contaminación de los mantos freáticos que existen en esa zona del municipio toluqueño, la presencia de pepenadotes y que ya se habían asentado irregularmente y que tuvieron que ser desalojados por un servidor teniéndoles que pagar para que se salieran ya que las autoridades municipal y estatal no me respaldaron y como se dice en mi pueblo, “me dejaron morir solo”; además, dejaron inconclusas las mejoras que se ofrecieron para esa zona, como el camino que siempre ha existido (San Felipe a Metepec) y que sirvió por todo el tiempo para transportar los desechos hasta el mismo relleno y que si no fuera por los esfuerzos realizados de manera privada por los vecinos adyacentes al inmueble ahora estuviera intransitable; la introducción de los servicios mínimos indispensables como electrificación y agua potable, y lo único que se introdujo casi 10 años después, en 1998, una red de drenaje, en fin podría seguir señalando más irregularidades derivadas de esta experiencia, pero lo que quiero ponderar es el hecho de que cuando la participación ciudadana se da con el abandono de las autoridades de cualquier nivel de gobierno, se corre el riesgo de perder la oportunidad de mantener una actitud de cooperación de los ciudadanos.
Hoy tenemos un gran problema del manejo y confinamiento de la basura que a diario producimos en las ciudades y demás poblaciones o localidades de nuestro estado, por falta de espacios que se puedan destinar a rellenos sanitarios con todos los controles que establecen las normas medioambientales y con el consentimiento de la comunidad donde se quieran establecer.
En el Valle de Toluca hemos visto varios ejercicios e intentos, hasta ahora fallidos, de las autoridades municipales por crear tiraderos normados para el confinamiento de la basura. Calimaya, Tlacotepec, San Juan Tilapa, por mencionar algunos de los que han tenido que suspenderse por la negativa de los habitantes de esas localidades. Es decir ha faltado credibilidad a los responsables de negociar con los pobladores, debido a las experiencias vividas en casos como el que comenté al principio de esta colaboración.
Al señor Secretario del Medio Ambiente de la entidad, Maestro en Políticas Públicas Guillermo Velasco Rodríguez, respetuosamente le pregunto:
¿Qué esta pasando con los espacios actuales (cuántos hay y qué vida útil tienen aún) donde se concentran los desechos tanto domésticos, como industriales y sobre todo los desechos o residuos peligrosos, como los hospitalarios?
¿Qué reservas territoriales podrían ser destinadas a rellenos sanitarios y qué esquemas de tecnificación se tienen para tratar las diferentes variedades de basuras?
¿Qué pasa con las medidas de participación ciudadana como la cultura de la clasificación y separación de la basura desde el hogar?
¿Cuál y cómo es la participación de la Procuraduría de Protección al Ambiente del Estado contra personas o empresas que tiran basura de manera clandestina en arroyos, barrancas, zanjas, acotamientos de carreteras, terrenos baldíos y otros espacios, ya que a la fecha no se conocen públicamente medidas ejemplares?
¿Existe alguna política pública concreta de la dependencia que usted encabeza para este problema de la basura, en sus diferentes manifestaciones y niveles de atención?
Gracias
Juan Carlos Velásquez Mejía
Allá por 1979 se creó una empresa paramunicipal en Toluca que se llamaba “DENIMSA” o algo así, pero el asunto es que ésta se dedicaba a la recolección y confinamiento de los desechos sólidos doméstico que se generaban en esta demarcación y para ello contrataba en arrendamiento algunos terrenos de particulares del propio territorio municipal para convertirlos en rellenos sanitarios. Uno de esos terrenos fue el que pertenecía mi señor padre en San Felipe Tlalmimilolpan, con una extensión aproximada de 14 mil metros cuadrados y que se encuentra precisamente en los límites territoriales entre Toluca y Metepec. Después de un poco más de 10 años de arrendamiento el relleno sanitario se concluyó y como pasaron varias administraciones municipales, la empresa en mención se fue adecuando al estilo de cada una de ellas y finalmente terminó liquidándose por el Fondo de Fomento de Toluca.
Lamentablemente quienes se hacían cargo de verificar que se cumplieran con las cláusulas de los contratos de arrendamiento, al menos el que a mi me tocó conocer y defender como apoderado, después de que en 1984 falleciera mi padre, tuvieron que ser exigidos y exhibidos para que acataran los compromisos pactados de origen. Recuerdo que tuve que solicitar al entonces gobernador Lic. Ignacio Pichardo Pagaza, su intervención debido al estado en que se pretendía entregar el terreno rentado por más de 10 años y el descuido en el manejo del relleno que empezaba a recibir desechos tóxicos del corredor industrial sin ningún control del impacto ecológico como la contaminación de los mantos freáticos que existen en esa zona del municipio toluqueño, la presencia de pepenadotes y que ya se habían asentado irregularmente y que tuvieron que ser desalojados por un servidor teniéndoles que pagar para que se salieran ya que las autoridades municipal y estatal no me respaldaron y como se dice en mi pueblo, “me dejaron morir solo”; además, dejaron inconclusas las mejoras que se ofrecieron para esa zona, como el camino que siempre ha existido (San Felipe a Metepec) y que sirvió por todo el tiempo para transportar los desechos hasta el mismo relleno y que si no fuera por los esfuerzos realizados de manera privada por los vecinos adyacentes al inmueble ahora estuviera intransitable; la introducción de los servicios mínimos indispensables como electrificación y agua potable, y lo único que se introdujo casi 10 años después, en 1998, una red de drenaje, en fin podría seguir señalando más irregularidades derivadas de esta experiencia, pero lo que quiero ponderar es el hecho de que cuando la participación ciudadana se da con el abandono de las autoridades de cualquier nivel de gobierno, se corre el riesgo de perder la oportunidad de mantener una actitud de cooperación de los ciudadanos.
Hoy tenemos un gran problema del manejo y confinamiento de la basura que a diario producimos en las ciudades y demás poblaciones o localidades de nuestro estado, por falta de espacios que se puedan destinar a rellenos sanitarios con todos los controles que establecen las normas medioambientales y con el consentimiento de la comunidad donde se quieran establecer.
En el Valle de Toluca hemos visto varios ejercicios e intentos, hasta ahora fallidos, de las autoridades municipales por crear tiraderos normados para el confinamiento de la basura. Calimaya, Tlacotepec, San Juan Tilapa, por mencionar algunos de los que han tenido que suspenderse por la negativa de los habitantes de esas localidades. Es decir ha faltado credibilidad a los responsables de negociar con los pobladores, debido a las experiencias vividas en casos como el que comenté al principio de esta colaboración.
Al señor Secretario del Medio Ambiente de la entidad, Maestro en Políticas Públicas Guillermo Velasco Rodríguez, respetuosamente le pregunto:
¿Qué esta pasando con los espacios actuales (cuántos hay y qué vida útil tienen aún) donde se concentran los desechos tanto domésticos, como industriales y sobre todo los desechos o residuos peligrosos, como los hospitalarios?
¿Qué reservas territoriales podrían ser destinadas a rellenos sanitarios y qué esquemas de tecnificación se tienen para tratar las diferentes variedades de basuras?
¿Qué pasa con las medidas de participación ciudadana como la cultura de la clasificación y separación de la basura desde el hogar?
¿Cuál y cómo es la participación de la Procuraduría de Protección al Ambiente del Estado contra personas o empresas que tiran basura de manera clandestina en arroyos, barrancas, zanjas, acotamientos de carreteras, terrenos baldíos y otros espacios, ya que a la fecha no se conocen públicamente medidas ejemplares?
¿Existe alguna política pública concreta de la dependencia que usted encabeza para este problema de la basura, en sus diferentes manifestaciones y niveles de atención?
Gracias
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