miércoles, 29 de agosto de 2007

Cómo hace falta bajarse de la nube.../ 200707)

Cómo hace falta bajarse de la nube…
y darse cuenta de lo que sucede en la tierra.
(20/07/07)

Juan Carlos Velásquez Mejía

Esa reflexión me viene a la mente cuando uno se entera de cosas como las que se refieren al potencial turístico de la capital del estado más importante del país, Toluca.

Resulta que para las autoridades estatales de turismo la ciudad de “Toluca tiene el perfil de turismo de negocios…y tiene un nivel de ocupación superior al 65% en hospedaje, que es uno de los principales promedios que se tienen en el país.”

Me pregunto si alguna vez han tenido el tiempo y la paciencia para recorrer a pie el primer cuadro o “Centro Histórico” de la ciudad y percatarse de la triste imagen que se tiene en espacios y edificios como la explanada del Cosmovitral, la Plaza Fray Andrés de Castro, la Plaza España, la Plaza González Arratia, la Plaza de Los Mártires y claro los mismos edificios que en él se encuentran como la Catedral, los palacios del Ejecutivo, del Legislativo, del Judicial, del Ayuntamiento, el Cosmovitral, el Teatro Morelos, los Portales, los templos del Carmen y de la Santa Veracruz, los museos “José Maria Velasco”, “Felipe Santiago Gutiérrez”, “Luis Nishizawa”, entre otros. Acaso su estado de conservación, limpieza, señalización, iluminación, accesos, estacionamientos, jardinería y las personas (con sus honrosas y muy contadas excepciones) que ahí atienden a los visitantes es lo que requiere un lugar para que quienes los visitamos podamos decir “que interesantes y bonitos” o “los voy a recomendar a mis amigos o conocidos para que los vengan a visitar”, con todo el respeto a mi ciudad, ¡que pena me dan!

Y miren no es que sea un “evenflo”, pero cuando he tenido la oportunidad de ir a Guadalajara, a Tlaquepaque, a Morelia, a Querétaro, a Puebla, a la misma ciudad de México y hago esa clase de recorridos a pie, me dejan la sensación de que existe alguien, no se si sea la autoridad, los mismos comerciantes, o no se quién, que se ocupa de hacer atractivo su espacio, manteniéndolo visitable, limpio, bien atendido, con personal amable, que sabe dar la información que merece el visitante.

Definitivamente que Toluca así como la tenemos, de ninguna manera es como para presumir en ningún lado. Hace falta tomar más en serio el potencial turístico de la capital mexiquense. Dense una vueltesita a la zona arqueológica de Calixtlahuaca, que vergüenza dan las condiciones de olvido y deterioro en que se encuentra.

Hace algunos meses, en marzo para ser exactos, escribí al respecto de lo que pudiera ser una estrategia para detonar la actividad turística de Toluca y sus alrededores, considerando la coyuntura del aeropuerto internacional “Adolfo López Mateos”, donde comentaba en ese momento, no existía “ni una mesita” de información turística del municipio, o del estado.

Sigo en el mismo plan de criticar propositivamente esto y otras cosas de mi ciudad, puesto que en ella vivo y tengo mis aspiraciones como cualquier otro de sus habitantes, por eso es de esperar que no caigamos en el conformismo de que solo se tiene potencial turístico de negocios y si es así, entonces hagámosla una digna capital de negocios.

Ya he propuesto que el estadio “Nemesio Diez”, popularmente conocido como “La Bombonera” sea transformado en el moll más importante de la ciudad, y en ese espacio se construya el centro comercial, de servicios y turismo que recupere la jerarquía de la capital y al mismo tiempo se reubique ese espacio deportivo en terrenos del poniente del territorio municipal como los aledaños al Tecnológico de Monterrey Campus Toluca; ahí, en el moll “La Bombonera”, se podría albergar a almacenes de gran prestigio, bancos, cines, teatros y toda la gama de comercios que en un moll se tiene, como fue el caso del estadio de béisbol del Seguro Social en donde jugaban los diablos rojos y los tigres en el Distrito Federal, ahora es la magnífica plaza “Diamante” (Viaducto y Cuauhtémoc). Seguramente es un proyecto ambicioso pero con alto grado de rentabilidad.

También ya he insistido en la construcción de un verdadero “Centro de Congresos y Convenciones” en lugar de esas bodegas mal planeadas y sin ningún esquema de imagen y servicio que hemos tenido en los últimos años.

Otra propuesta se refiere a la transformación del primer cuadro o “Centro Histórico” o parte de él en una zona peatonal, donde no circulen ni los transportes de pasajeros urbanos ni los particulares, sustituyendo ese tipo de vehículos por bici-taxis o tranvía con motor eléctrico o con motor de combustión a base de etanol, el “CHORI BUS” turístico y que puede desarrollar la Universidad Estatal u otras instancias de investigación y desarrollo tecnológico, públicas o privadas o conjuntamente.

La otra sugestión se refiere a que las oficinas públicas de mayor tramitología que actualmente se encuentran aún en la zona centro de la ciudad, se ubiquen en la periferia o en espacios que sean de mas rápido acceso y en su caso tener las famosas “ventanillas únicas” en distintos puntos que no sean los actuales y que por las mismas causas provocan caos vial, pérdida de horas hombre, accidentes, entre otros males que finalmente encarecen la actividad pública y privada, además generan cotos de poder y corrupción en las diferentes áreas gubernamentales de los diferentes niveles.

En fin, sé que existen intereses económicos que muchas veces impiden que estos proyectos no se realicen, pero hasta cuando vamos a ser congruentes con lo que se dice y se hace. Por un lado, se dice que hay que crear empleos y empleos bien remunerados y por otro solo se hacen esfuerzos aislados y de bajo impacto para ello. Siempre he dicho que tenemos una gran paradoja en este país: “Cómo es posible que en un lugar donde hay tanto por hacer, exista tanto desempleo”

Hace falta que los responsables del poder público se den la oportunidad de vivir un día sin que les hagan las cosas, que se den cuenta qué hay debajo de su nube y se sensibilicen de las grandes contradicciones en las que se cae cuando se esta “arriba” y no se es capaz de entender que un pueblo, como el mismo cuerpo humano, tiene su propio sistema de defensa y no vaya a ser que lo estemos empujando, al pueblo, a activar ese mecanismo que ya se ha probado a lo largo de la historia de nuestro país. No abusen del poder que se les ha conferido en las urnas. Todo tiene su límite. Un gran poder conlleva una gran responsabilidad.


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