miércoles, 29 de agosto de 2007

¿ORO NEGRO O MONSTRUO NEGRO?230207

¿ORO NEGRO O MONSTRUO NEGRO?
MANOS A LA OBRA POR LA SUBSISTENCIA.
(23/02/07)

Juan Carlos Velásquez Mejía.

Hace 120 años que se comenzó el registro meteorológico a nivel internacional y de acuerdo a los especialistas, se prevé que este año, 2007, será el más cálido desde entonces.

Los meses de abril, mayo, junio y julio, serán para nuestro país cuando se registren las temperaturas mas altas y tendremos por ejemplo, niveles de hasta 38 centígrados en los Valles de México y Toluca.

Esto hay que verlo con la más seria y responsable actitud, ya que de tomarlo a la ligera tendremos lamentables consecuencias y afectaciones en la salud y supervivencia de toda la población.

Por ello es urgente una campaña de concientización e información, por todos los medios posibles, que permita adoptar las medidas necesarias para afrontar esta contingencia ambiental, derivada del cambio climático que a su vez hemos provocado en gran medida los seres humanos en al menos los últimos 200 años, en que se supone “dimos un gran paso al desarrollo y búsqueda de mejores estadios de bienestar”.

Cuando se dio la famosa revolución industrial y con el descubrimiento de los yacimientos petroleros, su explotación a gran escala y su consumo generalizado, terminamos por “petrolizar” prácticamente todas las actividades del planeta y hasta las espaciales, con las consecuencias que ahora estamos viviendo, deteriorando el entorno, hasta hacerlo cada día menos habitable.

Ya sabemos del calentamiento de la tierra por la emisión de gases por la combustión de hidrocarburos, la producción y el consumo de energía eléctrica, la tala desmedida de bosques, la contaminación de suelos, cuerpos de aguas dulces y salinas, mantos freáticos, los tiraderos de basuras sin ningún control, entre otras acciones y reacciones provocadas por la actividad humana.

Se han creado, a la par de este dizque proceso de desarrollo, una gran cantidad de intereses económicos que dificultan cambiar en el corto plazo, las costumbres y conductas contaminantes y toda la base petrolera de las industrias de automotores, la eléctrica, la producción de bienes de consumo duradero y ya no tan duradero, las industrias del vestido y el calzado, la petroquímica, la farmacéutica, de la construcción, de las comunicaciones y hasta la de guerra; en fin, díganme una actividad humana que no este relacionada con el uso de los hidrocarburos o sus derivados. Paradójicamente el llamado “ORO NEGRO” se ha convertido también en el “MONSTRUO NEGRO”.

El panorama parece apocalíptico, pero se trata de que cada quien desde su propia trinchera, haga su esfuerzo por revertir esta tendencia y la pregunta es cómo hacerle, ¿no?

Independientemente de que los más leídos y preparados nos precisen las mejores prácticas, aquí les comparto mis experiencias a manera de sugerencias:

1.- Usemos la bicicleta, triciclos o cualquier otro medio de transporte de tracción mecánica en distancias cortas, en lugar de los autos, motos, camiones, etc.
2.- Separemos la basura que generamos en casa, oficina, taller, hospital, o cualquier centro de trabajo y concentración humana y exijamos a los recolectores municipales el manejo y confinamiento adecuado de los deshechos.
3.- En casa, mantengamos apagados los calentadores o boilers de paso y prenderlos únicamente tres minutos antes del baño diario, no es necesario que se queden encendidos; y en estos tiempos que vienen de intenso calor, usar agua fría, es más sana, ahorramos gas y no contaminamos.
4.- Revisemos y en su caso, arreglemos las fugas de agua que pueden haber en las instalaciones de la cocina, w.c., regaderas, lavabos, llaves en el jardín, centros de lavado, etc.
5.- Hagamos el esfuerzo económico de sustituir las lámparas o focos incandescentes de 40, 60, 100 watts que tenemos, por lámparas de luz blanca de 5, 11, 15, 20 watts que ya se venden en cualquier centro comercial o ferretería.
6.- Desconectemos aquellos aparatos electrodomésticos cuando no los utilicemos, como la licuadora, hornos de microondas, televisores, combos de sonido, radios, equipos de cómputo, impresoras, escáneres, radiadores, ventiladores, cargadores de celular, dispensadores de agua, etc. Pues aunque no estén funcionando, consumen electricidad y si sumamos el tiempo que los mantenemos conectados a la corriente y lo multiplicamos por el costo del servicio, tenemos en ellos a otra fuente de ahorro.
7.- Revisemos y en su caso, reparemos las instalaciones eléctricas y de gas. Evitemos las reparaciones por nosotros, si no sabemos y/o no tenemos la herramienta y el equipo tanto técnico como de protección y seguridad para ello. Zapatero a tus zapatos.
8.- Organicemos y en su caso, conformemos nuestro botiquín y caja de herramientas, repuestos de emergencia como filamentos o fusibles para la corriente eléctrica, empaques para las fugas de agua, cinta de aislar, lámpara de emergencia, pilas, etc.
9.- Organicemos los archivos documentales personales y si fuera necesario, contratar una caja de seguridad en un banco.
10.- Organicemos el guardarropa, por más sencillo que sea, para aprovecharlo al máximo y en su caso, seleccionemos aquellas prendas que ya no estén en condiciones de uso para deshacernos de ellas o bien, si no son prendas íntimas o que hubieran sido usadas por enfermos contagiosos, determinar un destino como las donaciones a casas de asistencia sin fines de lucro o a personas de bajos recursos, sin que ofendamos su dignidad ni pongamos en riesgo su salud.
11.- Concentremos los medicamentos y sustancias químicas de uso terapéutico, que se acumulan en casa y seleccionemos aquellos que ya estén caducos o en mal estado de conservación, y en su caso consultar a las autoridades de salud para determinar su destino adecuado. Asimismo, los fármacos y sustancias que estén en condiciones de uso debemos separarlos, organizarlos, señalar por escrito su aplicación (determinada por el médico o especialista) y mantenerlos en lugar seguro y fuera del alcance de los menores de edad. También podemos destinar algunos medicamentos como donaciones a casas de asistencia sin fines de lucro, y que cuenten con el personal capacitado y licenciado para evitar poner en riesgo la salud de los posibles receptores y/o consumidores, así como la responsabilidad que pudiéramos contraer.

Seguramente ustedes, amigos lectores, tendrán más acciones que contribuyan a este cometido, pero lo importante será hacerlo y no dejar en letra muerta o en la indiferencia, algo que es impostergable. Todos pongamos manos a la obra para que desde nuestra acción individual, decidida, consciente e informada, generemos un movimiento colectivo para la subsistencia.

Por supuesto que corresponde a los científicos, investigadores, técnicos, políticos, pero sobre todo a los grandes concentradores de riqueza material y financiera, apoyar decididamente el cambio que requiere la actividad humana para seguir siendo habitantes del planeta azul. Para lo cual deberán hacer a un lado las ambiciones desmedidas, anteponer los valores fundamentales de la convivencia humana y si fuera posible el canje de todas sus fortunas por la fortuna de vivir.

¿Seremos capaces?


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